El 20 de noviembre de 1989 la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas aprobó la Convención de los Derechos del Niño.
Este evento histórico representó un inmenso avance en la defensa y protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes, con el reconocimiento de su condición como sujetos de derechos, bajo cuatro principios fundamentales: La no discriminación; el interés superior del niño; el derecho a la vida, supervivencia y desarrollo; y la participación infantil.
En esta fecha, reconocemos y celebramos los avances que, como Estado, Bolivia ha realizado en la construcción de un sistema y mecanismos de protección. Pero también es un día para reflexionar sobre la situación de niñas, niños y adolescentes, en especial de los más vulnerables, y tomar conciencia sobre nuestra responsabilidad para que puedan ejercer y disfrutar plenamente sus derechos.
La violencia, el abuso y la explotación siguen amenazando de manera constante la vida y desarrollo integral de la niñez y adolescencia. Según el Ministerio Público, de enero a agosto del presente año se cometieron 58 infanticidios a nivel nacional. En ese mismo periodo se registró un total de 603 agresiones sexuales a infantes, niñas, niños o adolescentes.
Estos datos demuestran que actualmente nuestro país enfrenta una alarmante situación de violencia contra niñas, niños y adolescentes que nos convoca a todas y todos a una toma de acción urgente, de manera corresponsable.
Ante esta situación, las organizaciones firmantes, enfocadas en unir sus esfuerzos para lograr mayores impactos, ratificamos nuestro compromiso y voluntad de contribuir en la construcción e implementación de iniciativas que articulen los emprendimientos del Estado -en todos sus niveles-, sociedad y familias para prevenir y combatir la violencia contra la niñez y adolescencia.
Creemos firmemente en los cambios que se generan desde la comunidad, donde niñas, niños y adolescentes puedan crecer en entornos seguros y protectores, incrementando la inversión para el goce pleno de sus derechos y, a la vez, promover su rol protagónico como sujetos activos de su propio desarrollo.
¡Que las acciones coordinadas y conjuntas sean nuestra forma de celebrar sus derechos!
